EL “YE OLDE PUB”, UNA HISTORIA DE HONOR Y HUMANIDAD

Por Pedro Castellano.

Hace tiempo que quería empezar a escribir cositas aquí y casualmente hace unos días un amigo me recordó esta impresionante historia. Enseguida me di cuenta que era la mejor para empezar, y por eso aquí la dejo para los que no la hayan leído nunca pues es digna de conocerse. Va por ti Juanvi.

 

 

 

     El “YE OLDE PUB” era un B-17F del 379 Grupo de Bombarderos de la 8ª Fuerza Aérea basado en Kimbolton (Inglaterra), desde donde despegó el 20 de diciembre de 1943 para bombardear una fábrica de Focke Wulf en Bremen (Alemania). A los mandos estaba el teniente Charles L. Brown, el resto de la tripulación la componían Bertrand O. Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings, Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Bradford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok y Robert M. Andrews.Tripulacioìn-del-Ye-Olde-Pub

 

     Alcanzaron su objetivo, pero la formación había recibido un fuerte castigo por parte de la artillería antiaérea y los cazas enemigos. El “Ye Olde Pub” estaba muy dañado, el artillero de cola había muerto y gran parte de la tripulación , incluido Brown, estaba herida. Habían perdido dos motores y el fuselaje, cola y alas presentaban innumerables destrozos.

 

   Charlie Brown  Charlie Brown debido a sus heridas perdió momentáneamente el conocimiento, así lo recuerda: “Comencé a descender en espiral saliendo de ella muy cerca del suelo. En mi memoria perdura la tensión de esquivar árboles y edificios, tuve pesadillas durante años esquivando una y otra vez árboles y edificios. Creo que los alemanes pensaban que terminaría por estrellarme”.

 

     Heridos, desorientados y luchando por mantenerse en vuelo, no eran conscientes que en vez de volar de vuelta a casa, lo hacían adentrándose cada vez más en territorio enemigo.

 

    Y por si fuera poco todo esto, pensaron que les había llegado el final cuando vieron acercase por su cola un caza enemigo. Era un Me-109 pilotado por Franz Stigler, Frank Stiglerquién había sido ordenado despegar y derribarlos cuando el B-17 sobrevoló su campo de vuelo. Stigler no disparó a lo que hubiese sido una presa fácil. Se colocó en paralelo y observó: “Nunca antes había visto volando un avión en un estado tan calamitoso. La cola y la sección trasera estaba severamente dañada y el artillero de cola herido, la torre superior había desaparecido, el morro estaba demolido y tenía agujeros por todas partes”. Miró al aterrado piloto luchando por controlar el destrozado B-17, y viendo que estaba totalmente desorientado, decidió pese a la orden de derribarlo, hacerle señas para que aterrizase. Al ver que el piloto americano era incapaz de reaccionar debido al pánico, le indicó sin éxito que se dirigiera a Suecia, a tan solo 30 minutos de vuelo. yeoldpub2Finalmente le indicó que virase 180 grados, lo escoltó hasta el Mar del Norte y lo colocó rumbo a Inglaterra, donde a duras penas y escoltado por dos P-47 llegó a la base de Norfolk.

 

     La tripulación hizo un informe sobre lo ocurrido, recibiendo la contundente orden de no hablar jamás de ello. Por su parte, Franz regresó a su base, informando de la caída del enemigo al mar, poniendo en peligro su propia vida de haber sido descubierto.

                                

     La guerra continuó para ambos. Charlie Brown voló otro B-17 de nombre “Carol Dawn”, completando 23 misiones. Jamás olvidó lo que ocurrió aquel día, y 44 años después, en 1987, puso el siguiente anuncio en una publicación de pilotos de combate: “Busco al hombre que me salvó la vida el 20 de diciembre de 1943”. Apenas tardó en recibir la contestación de Franz, que sorprendentemente después de la guerra se había trasladado a Vancouver (Canada), a apenas 400 kilómetros de donde vivía él.

 

     Después de varias cartas y llamadas de teléfono, por fin se reunieron en 19001990, y entre abrazos y lágrimas, Charlie le preguntó a Franz ¿por qué no nos derribaste?.

 

     Y Franz, que siempre consideró a Charlie como un hermano, hay que tener en cuenta que perdió a su verdadero hermano en acto de servicio sobre el Canal de La Mancha, se llamaba August y era también piloto de bombardero en la Luftwaffe, explicó que cuando se puso en su cola para disparar, solo vio un avión que a duras penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida……….no había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del teniente Gustav Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con HONOR Y HUMANIDAD, de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. En cierta ocasión les espetó: “Sois pilotos de caza, ahora y siempre, así que si veo a alguno disparar a un paracaidista, yo mismo os dispararé”. A la tripulación del “Ye Olde Pub” les salvó ese código no escrito.

 

     Franz y Charlie estuvieron hermanados el resto de sus vidas, falleciendo los dos en el año 2008 con seis meses de diferencia, tenían 93 y 86 años respectivamente.

 

 

Esta historia siempre ha creado debate, son muchos los que creen que Franz Stigler actuó mal no derribando el avión de Charlie Brown, permitiendo que esa tripulación sobreviviera y volviese más tarde a bombardear Alemania, incluso pudiendo haber matado a civiles alemanes. Yo a título personal digo, que más da, la guerra seguía su rumbo, Alemania había perdido la iniciativa y retrocedía, era cuestión de tiempo su derrota. Si hubiese matado a esa tripulación ¿de qué hubiese servido?, el siguiente B-17 lo habría volado otra tripulación igualmente. Ese hombre no hizo ni bien ni mal, hizo lo que debe hacer un hombre, defender sus principios y la lealtad a su superior que tan bien se los inculcó…………

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2 Respuestas a “EL “YE OLDE PUB”, UNA HISTORIA DE HONOR Y HUMANIDAD

  1. Una historia interesante, humana y que resalta, sobre todo, la permanencia de los valores de los seres humanos por encima de todo. Gracias por transmitirla Pedro

  2. Me alegra mucho que te hayas animado a publicar esta historia y no niego que me gusta haber sido acicate de ello. Historias cómo esta certifican que hasta en las peores situaciones puede haber esperanza, … que tanta falta hace … Muchas gracias por la dedicatoria. Juanvi

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